Día de Alegría

Estoy resfriado de nuevo. No sé si ando con un imán para los virus, o qué se yo, pero he pasado otro "entretenido" fin de semana enfermo. Adiós fotear, adiós ir a ver a los amigos, olvídate de tomar fotos de noche, chao. Así que la guitarra me ha acompañado, aunque no se deja querer mucho, nunca he sido muy bueno con las cuerdas, aunque pensándolo bien, con las teclas tampoco ha sido así, así que ¡¿qué tanto?!, si la música es un juego, y por lo menos sirve pa pasar el rato y no aburrirse.

Y así enfermo es que me acordé de algo que me pasó el jueves de esta semana, que aún no les he contado:
En la empresa donde hago mi práctica un grupo de trabajadores se organizaron para traer a La Serena a los alumnos de una pequeña escuela rural de Manto de Hornillos, un pueblo bastante abandonado. Era un solo curso, pero que comprende unos 20 alumnos desde 1ero hasta 8avo básico. Llegaron como a eso de las 11 de la mañana a la planta, fueron recibidos por algunos trabajadores y gerentes de la empresa y recibieron atención médica y un buen desayuno. Se podía ver la felicidad en el rostro de estos pequeños. Después se les hizo un entretenido tour por la planta, donde algunos supervisores tomaban de la mano a dos chic@s y los llevaban en grupos por todas las instalaciones, mostrándoles un mundo que para ellos era desconocido y entretenido, dado el gran número de personas y máquinas de todo tipo que funcionan en el lugar. Luego vino un almuerzo delicioso -con canto de Feliz Cumpleaños incluido- y después de todo esto vino quizás lo mejor del día: Un paseo al puerto de Coquimbo y a las playas de La Serena -con una oportuna y necesaria visita al dentista entre medio-.

La visita a la playa fue especialmente emocionante para mí. Sucede que para los serenenses y coquimbanos la playa está ahí, en frente de nuestras narices, y obviamente damos por hecho todo lo que conlleva estar cerca del mar: el olor de la arena mojada, las olas, el sonido del agua chocando contínuamente, las aves, el sol, etc. Pero da la casualidad que muchos de estos niños no habían visto nunca el mar con sus propios ojos. Fue emocionante ver como saltaban y jugaban en la arena, y ver a sus mamás llorando al notar la alegría de sus hijos. En resumen, fue un día bastante especial, que hubiera llenado de vida a cualquiera de nosotros. Estoy agradecido por haber tenido la oportunidad de participar de esta actividad.

¿Y por qué yo, un vil estudiante en práctica tuvo esta oportunidad? Sencillo, mi práctica la hago en el área de Recursos Humanos, y fue el jefe de esta sección precisamente quien, por alguna extraña razón -parece que en algún momento de la entrevista, o en alguna conversación de pasillo, les conté que la fotografía se ha vuelto una de mis más queridas aficiones- me eligió para fotografiar cada paso de estos chicos en este especial día. Lamentablemente no andaba con mi cámara, pero a falta de una tenía 3 (una Kodak EasyShare CX6230 Zoom que me sorprendió bastante, una Panasonic Lumix de 2 Mp bastante deteriorada que casi no usé, y una Nikon Coolpix 5900 que estaba de lujo) que me facilitaron en la empresa, y bueno, seleccioné las mejores fotos de esa jornada para ustedes, mis bloglectores.

Espero que les gusten las imágenes y que les acerque de alguna manera lo lindo que sentí ese día. Chau.

NOTA: Si quieren más fotos, sólo pidanlas. Ahora me comenzó a doler la cabeza (por culpa del fuckin' resfrío), así que los dejo hasta mañana. Chau.